Problemas de la infancia

  1. Características de la infancia en cuanto a la psicología   


La infancia o niñez, es el término que se utiliza para designar la etapa vital que transcurre desde el nacimiento hasta la adolescencia. Es una etapa decisiva en el desarrollo tanto biológico como psicosocial. Hasta los tres años es muy relevante el potencial genético, el apego y la afectividad, y a partir de los 3 años las relaciones sociales. La infancia también es aquella etapa en la que somos más susceptibles al daño psicológico.. hay muchas experiencias o condiciones de vida pueden resultar negativas ante personas vulnerables y sin la capacidad para buscar ayuda. Por ello es una etapa que requiere de especial atención y protección tanto en el ámbito familiar como en el escolar.   


El proceso de desarrollo humano requiere que los niños vayan adquiriendo una maduración en los aspectos cognitivos, sociales, emocionales, del autocontrol, del lenguaje, de los miedos, de la  sexualidad, de la impulsividad y de la aceptación de normas. Entendemos que los niños y los jóvenes pasan por diferentes etapas ¡y muy rápido! Y es normal que los padres, no tengan todas las respuestas para todos los problemas que pueden surgir en cada fase.



En ocasiones, los niños, al igual que los adultos, van a hacer frente a eventos estresantes y dolorosos: la separación de los padres, un cambio de colegio, el nacimiento de un hermano, enfermedades, situaciones desfavorables económicas, dificultades de aprendizaje, elecciones académicas, cambios corporales o incluso, algo tan duro como la muerte de un ser querido.


Si el malestar se mantiene en el tiempo, puede generar que los problemas se arraiguen en el niño y mostrar conductas como enuresis, encopresis, trastornos del aprendizaje, mutismo selectivo, dificultades en la gestión emocional, depresión, terrores nocturnos, pesadillas, ansiedad por separación, problemas de comportamiento, entre otros. Ante todo esto, puede que los padres no tengan las pautas para abordar el problema y acompañar al pequeño.

  2. Los principales problemas que pueden surgir en esta etapa y con los que trabajamos en Terapia Viva son los siguientes:   


  a. Problemas de comportamiento:    Los principales problemas de conducta en niños son la agresividad, la impulsividad, la ira, la desobediencia, las rabietas, la rebeldía, la sumisión, la timidez y, en general aquellos problemas que interfieren en su desarrollo y en el medio en el que se desenvuelve como en la familia, en el colegio, en su grupo de amigos y en la sociedad en general. Una vez se detectan deben ser tratados y reconducidos para evitar las consecuencias negativas que influyen en su desarrollo. Muchos de estos problemas de comportamiento no solo vienen dados por una desregulación emocional sino que suelen ser síntomas de que algo más está pasando, por ello hay que trabajar en el contexto del niño: escolar, familiar, de amigos. 


  b. Depresión en niños:     La depresión es un trastorno del estado de ánimo mantenido en el tiempo que se caracteriza por variados síntomas: emocional, conductual, cognitivo y somático. La depresión infantil puede estar enmascarada, y no siempre el niño puede expresar fácilmente lo que siente o qué le pasa. Por ello hay ciertos síntomas que nos dan la alarma: Como tristeza, cambios bruscos de humor, aumento de la irritabilidad, pérdida de interés por actividades que antes les gustaban, aburrimiento constante, aislamiento social, problemas para dormir y/o pesadillas, pérdida de peso y/o apetito, disminución importante del rendimiento escolar. 


  c. Ansiedad y miedos:     Muchos niños tienen miedos y preocupaciones, y de vez en cuando se sentirán tristes y desesperanzados. Surgirán miedos intensos en diferentes momentos del desarrollo. Por ejemplo, los niños pequeños a menudo sienten mucha angustia al separarse de sus padres, aunque estén seguros y al cuidado de otra persona. Cuando los sentimientos de miedo y tristeza son persistentes o extremos podrían deberse a ansiedad o depresión. 


Cuando los niños no superan los miedos y las preocupaciones típicas de los niños pequeños, o cuando interfieren con las actividades escolares, en la casa o en el juego, puede que se diagnostique un trastorno de ansiedad. La ansiedad puede presentarse en forma de miedo o preocupación, pero también pueden presentarse irritables y enfadados. Los síntomas de la ansiedad también pueden incluir problemas para dormir, además de síntomas físicos como fatiga, dolores de cabeza o dolores de estómago.


El tratamiento de la depresión infantil y la ansiedad consiste en trabajar con los niños y el entorno familiar y escolar para que entre todos podamos acoger las emociones, validarlas y enseñarles gestionarlas, se trabaja en habilidades de solución de problemas, tolerancia a la frustración para afrontar las dificultades cotidianas y ayudarles que sepan flexibilizarse y adaptarse a su día a día. 



  d. Trastornos del sueño (terrores nocturnos y pesadillas):    A veces los miedos aparecen en forma de terrores nocturnos y pesadillas. Los terrores nocturnos se consideran una «parasomnia», es decir, una experiencia no deseada durante el sueño. Un episodio de terror nocturno puede durar desde varios segundos hasta unos pocos minutos, pero también puede extenderse durante más tiempo. Los terrores nocturnos afectan a casi el 40 por ciento de los niños. A pesar de que son impactantes, los terrores nocturnos no suelen ser una causa de preocupación. La mayoría de los niños superan los terrores nocturnos antes de la adolescencia. Los terrores nocturnos pueden requerir tratamiento si causan problemas para dormir lo suficiente o suponen un riesgo de seguridad.


  e. Acoso escolar:    El acoso escolar puede ir desde la agresión física y verbal hasta la exclusión social produciendo un gran nivel de sufrimiento y consecuencias psicológicas importantes. En muchas ocasiones padres y profesores son los últimos en enterarse de lo que les ocurre, la vergüenza que tienen y/o el miedo a las represalias provocan que lo oculten. Hay algunos signos que te ayudarán a detectar si tu hijo está pasando por esta situación, como cambios en el comportamiento, irritabilidad, llanto, tristeza, está más distraído y pensativo, disminuye su rendimiento académico, pesadillas, insomnio, somatiza con dolores de cabeza, estómago, vómitos, cambios en el apetito, no quiere ir al colegio, aparece con heridas o hematomas. Hay ocasiones en las que el acoso se produce a través de internet y las redes sociales. El objetivo terapéutico es lograr que cese el acoso, interviniendo en el medio escolar y familiar. Los profesionales trabajarán para restablecer su autoestima y confianza, dotándolo de estrategias de afrontamiento adecuadas.


  f. Trastornos por déficit de atención e hiperactividad:    Se trata de un trastorno de carácter neurobiológico originado en la infancia que implica un patrón de déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad. Se presentan desde una edad temprana: antes de los 12 años, con una intensidad y frecuencia superior a la normal para la edad y la etapa de desarrollo del niño y deterioran o interfieren de forma significativa en el rendimiento del niño en dos o más de los ámbitos de su vida: escolar o laboral, familiar y social. De la diversidad de manifestaciones del TDAH se diferencian tres presentaciones según el DSM-5 Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales:


  • Presentación predominante de falta de atención: La conducta prevalente es el déficit de atención. (más frecuente entre las niñas).
  • Presentación predominante hiperactividad/impulsividad. La conducta prevalente es la hiperactividad y/o impulsividad.
  • Presentación combinada déficit de atención e hiperactividad/impulsividad. Presentan los tres síntomas nucleares.


El tratamiento del TDAH es multidisciplinar o multimodal y requiere varios enfoques y la implicación de diferentes profesionales.


Tratamiento farmacológico.

Tratamiento cognitivo-conductual.

Tratamiento psicoeducativo (padres y profesores).


Según los resultados de los estudios realizados, el tratamiento farmacológico sería el método más efectivo para reducir los síntomas nucleares del TDAH (déficit de atención, hiperactividad e impulsividad), y el tratamiento psicológico (conductual y psicoeducativo) ayudaría fundamentalmente a la mejoría de las funciones ejecutivas2 (habilidades cognitivas como empezar tareas, organizarse, planificar cosas…).

 

  g. Dificultades en las relaciones sociales-habilidades sociales: Autoestima e inseguridad.    Los problemas para relacionarnos con los demás se inician en la infancia. Lo que se aprende en el entorno familiar y escolar, lo que se observa, cómo nos tratan y cómo se comportan los adultos va modelando y desarrollando la conducta y la formas de interrelacionarnos. Y por otro lado, hay factores que contribuyen a mantener esas dificultades en las relaciones: como el propio temperamento, ser más tímido o tener baja autoestima, entre otros. Es en esta primera fase de la vida es donde se configura por primera vez nuestro autoconcepto: todo el conjunto de conocimientos y creencias acerca de nosotros mismos: quiénes somos, qué nos gusta, de qué somos capaces. Todo lo que empezamos a creer sobre nuestro “yo” tiene una fuerte carga emocional que nos afecta profundamente. Por ello, en la infancia es relativamente fácil que necesitemos gestionar esas emociones y construir un autoconcepto sano acerca de nuestra identidad. Con los niños se trabaja en darles confianza y seguridad en sí mismos reforzando sus habilidades, enseñándoles y ayudándoles a tener más recursos tanto en sus relaciones interpersonales como consigo mismos. 


  h. Problemas de alimentación en la infancia:    Algunos problemas de alimentación son de tipo conductual, es usual que los niños sean quisquillosos con la comida y que los padres estén preocupados porque no comen lo suficiente o comen demasiado, comen alimentos inadecuados, rehúsan comer ciertos alimentos o tienen comportamientos inapropiados a la hora de comer (como alimentar mascotas o tirar la comida al suelo). En la mayoría de los casos estos problemas no duran lo suficiente como para afectar a su crecimiento y desarrollo. Pero es importante establecer pautas y hábitos adecuados de alimentación para reconducir estas conductas. Puede consultarse al pediatra o iniciar un tratamiento psicológico si se observa que estos comportamientos afectan a su desarrollo o si el niño reiteradamente hace comentarios sobre su apariencia o peso, si pierde peso o comienzan a ganar peso a un ritmo más rápido de lo habitual. Ya hemos comentado que los cambios en relación a la comida pueden ser un síntoma de que algo más está afectando al niño.


Los trastornos de la conducta alimentaria, como la anorexia o la bulimia nerviosa, no suelen aparecer hasta la adolescencia. Ver TCA y Problemas en la adolescencia (hipervínculo)


  i. Trastornos de excreción:    Es posible que su origen sea madurativo, también existen factores emocionales que pueden desencadenar estas problemáticas. Como, por ejemplo, un manejo inadecuado de la autoridad y afecto, el uso indiscriminado del castigo, inseguridad afectiva, ansiedad, miedos y fobias, celos por la llegada de un hermanito, o la llegada de otra figura parental o una pérdida importante para él (padres, amigos, mascota, etc.).

Enuresis: Emisión repetida de orina en la cama o en la ropa, ya sea de manera involuntaria o voluntaria. La edad cronológica es de por lo menos 5 años (o un grado de desarrollo equivalente).


La Encopresis: se caracteriza por la excreción repetida de heces en lugares inapropiados (p. ej., en la ropa, en el suelo), ya sea involuntaria o voluntaria. 

 3. Tratamiento psicológico infantil: ¿Cómo trabajamos en Terapia Viva con niños? 


La intervención con niños y adolescentes, aunque comparte los mismos principios de la psicoterapia individual y se encuentra dentro de la psicología clínica, requiere de profesionales expertos que adaptan las herramientas y las estrategias a la edad del niño y a su nivel de maduración y comprensión. La psicoterapia infantil trata de dar ayuda psicológica, emocional y conductual a niños y padres que se encuentren viviendo dificultades. El proceso terapéutico se lleva a cabo desde un enfoque sistémico, que incluye además del niño, a los padres o tutores, personas importantes del entorno y maestros.

En Terapia Viva, contamos con psicólogos que os van a guiar en el proceso, para ayudaros a que vuestro hijo se sienta mejor, tenga más autonomía y recursos que les sirvan para su desarrollo vital, aprenda una mejor gestión de sus emociones y estrés, y tenga herramientas para recomponerse ante las pérdidas, generando a través de este proceso, un mayor equilibrio y bienestar en la familia.


Disponemos de las instalaciones y los materiales didácticos necesarios para el trabajo con niños y adolescentes. Entre nuestros recursos, disponemos de técnicas de evaluación psicológica para medir rasgos de personalidad, procesos cognitivos, síntomas psicopatológicos, interacciones en grupo, intereses y valores. A lo largo de la intervención, los padres, podréis sentiros equipo, practicar habilidades y estrategias de comunicación, conocer las necesidades de vuestro niño y aprender a relacionarnos con él de otra manera.


A través del juego y técnicas proyectivas en las que usamos muñecos, los dibujos y plastilinas, los más pequeños, podrán expresar lo que les está sucediendo y cómo se sienten al respecto, podrán aprender estrategias de relajación, de inteligencia emocional, a integrar normas y límites, a practicar habilidades de atención, concentración, memoria, que le ayudarán a resolver sus conflictos y a sentirse mejor.

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